PORQUE SOY MASÓN

El compromiso de ser masón es un volver a empezar frecuentemente; porque conforme vamos adquiriendo conocimientos, si regresamos al punto de partida, nuestro inicio gana en comprensión y en profundidad.

No se cuantas veces sea necesario volver al cuarto de reflexiones para internizar cada uno de los objetos, frases y sentido del mismo. Es mas, creo que cada problema que nos presenta la vida, si no lo sabemos afrontar, nos invita a que reflexionemos desde el principio.

Este proceso esta íntimamente ligado con nuestra razón de ser y ubicación en la orden, así como la marcha del aprendiz se hace paso a paso y la palabra se da letra por letra, nuestro caminar en la masonería esta en función a que vayamos resolviendo una por una las interrogantes que encontremos, si no hemos resuelto realmente la primer interrogante no podremos avanzar,
equivaldría a saltar pasos o a dar la palabra completa, en ambos casos estaremos equivocados, con la diferencia que mientras no demos bien los pasos o la palabra no tendremos la aprobación de los hermanos ni podremos avanzar en los grados.

En cambio, cuando no hemos resuelto adecuadamente una interrogante esencial, creyendo que los demás no lo han advertido, continuamos y así nuestra formación masónica se debilita, se distorsiona y empieza a ser una cadena de errores y de in fraternidades.

En la medida en que ganemos grados simbólicos, por acción del tiempo, por necesidad de la logia, por amistad o pseuda fraternidad desarrollada con los hermanos del taller, si estos no han corrido paralelos con nuestra formación masónica integral, el problema de ubicación se torna conflictivo.

Los hermanos tienden a creer que deben recibir mas de lo que dan y/o han dado a su logia o a la orden.

Como los grados adquiridos estan huérfanos de conocimientos y vacíos de formación, en no ocos casos, se llenan de vanidad o de falsa capacidad masónica. Empiezan las tiran teces entre los hermanos y el malestar y la antipatía velada toman asiento en todas las columnas del taller.
Si en esta situación se ganan cargos de venerable maestro, vigilante, u oficiales de la logia, el hermano entra en un problema grave de ubicación.

Se coloca en un inexistente nivel de superioridad que comparte con quienes, como el, estan viviendo una masonería profanizada, hueca, intolerante e intolerable. Lo dañino para la logia y para la orden es que a estos hermanos se les subordinan los menguados, los que creen que por sus propios valores nunca alcanzaran un grado o un cargo dentro de la logia o de la orden.

La falta de ubicación llega a su paroxismo cuando el hermano que aun no ha resuelto el abc de la masonería tiene alguna posición, grado, jerarquía o cargo en el mundo profano, que quiere hacer prevalecer en la logia o en la orden. el malestar se transforma en aversión y aparecen los
bandos. en esta etapa queda muy poco de fraternidad. Cuando lo emergente está por encima de lo fraternal, o los emergentes por encima de los auténticos masones, el conflicto es permanente, todos sienten que todo esta mal y lo que es peor; que no tiene solución, o, menudo consuelo, que la logia o la orden, en su sabiduría, tarde o temprano solucionara el problema.

Ahí empiezan los razonamientos falaces: si no hay solución o debemos esforzarnos demasiado para conseguirla entonces sigamos mal, o tenemos que ser peores para sobresalir (ser peor es ser taimado, hacer invitaciones interesadas a los hermanos, sonreírle al error o al hermano
equivocado). Quizás es por esto que muchos de los hermanos aprendices, que estan lejos de estas mediocridades y deformaciones masónicas, apenas las perciben, no vuelven jamás a su columna. Lamentablemente, algunos compañeros y maestros, también, siguen el camino de la deserción por desilusión.

Es tiempo para que todos regresemos al cuarto de reflexiones y empecemos de nuevo a ser masones, pero masones auténticos. Resolvamos de una vez por todas, la primera pregunta del grado de aprendiz.

Digo resolvamos; no repitamos lo que el ritual dice.

Vivámoslo, convirtamos la respuesta en cierta, tan cierta que ningún hermano nos formule la pregunta ¿sois francmasón? sino que todos digan: "ese hermano es un masón"
Tengamos la convicción que mientras a la pregunta ¿Sois masón?

Nosotros proyectemos como respuesta:
Soy profesional (medico, abogado, ingeniero)
Soy militar (general, almirante, capitán de navío)
Desempeño cargos políticos (congresista, ministro,
Alcalde),
Desempeño oficios importantes (gerente, industrial, comerciante)
Estoy en mala situación (desocupado, en desgracia)

Soy ex:. Venerable, o soy respetable hermano, o v:. Maestro.

Todos estaremos equivocados, empantanados, cubiertos por una tupida venda y nuestra orden, nuestra antigua orden , será, como dijo el poeta, una vieja lira cubierta de polvo en espera que auténticos masones, aquellos que por haber dado respuesta a la primera pregunta del ritual,
son reconocidos como tal, la desempolven y saquen de ella los arpegios mas fraternales.
Estemos ubicados, a la masonería se viene solo para ser fraternos, para ser virtuosos, para ser iguales, para ayudarnos en condiciones de igualdad. Todos tenemos los mismos deberes y las mismas obligaciones.

Quien no se ha despojado de títulos y/o posición, no podrá aportar nada favorable en la logia o en la orden.

Estemos ubicados, la profesión, el dinero, el poder, no tienen nada que enseñarle a la masonería.
La masonería si puede enseñarle a la profesión como debe practicarse, al dinero como debe repartirse y al poder como debe ponerse al servicio de todos.

Estemos ubicados, el profano que se inicia no da lustre a la orden. la orden da lustre a los profanos que quieren ser francmasones.

Por eso reitero mi invitación a que solucionemos la primera pregunta del ritual. ¿sois francmasón?, con nuestra vida y no con palabras que impresas sobre un ritual nada significan.

Un Maestro